
Tradicionalmente se han dividido los estudios fisiológicos en fisiología vegetal
y animal, aunque los principios de la fisiología son universales, no
importa qué organismo particular se está estudiando. Por ejemplo, lo que
se aprende de la fisiología de una célula de levadura puede aplicarse también a células humanas.
El campo de la fisiología animal extiende las herramientas y los métodos de la fisiología humana a las especies animales no humanas. La fisiología vegetal también toma prestadas técnicas de los dos campos. La anatomía es una parte importante de la fisiología y considera cómo funcionan e interaccionan los sistemas orgánicos de los animales como el sistema nervioso, el sistema inmunológico, el sistema endocrino, el sistema respiratorio y el sistema circulatorio. El estudio de estos sistemas se comparte con disciplinas orientadas a la medicina, como la neurología, la inmunología y otras semejantes. La anatomía comparada
estudia los cambios morfofisiológicos que han ido experimentando las
especies a lo largo de su historia evolutiva, valiéndose para ello de
las homologías existentes en las especies actuales y el estudio de restos fósiles.
Por otra parte, más allá del nivel de organización organísmico, la ecofisiología
estudia los procesos fisiológicos que tienen lugar en las interacciones
entre organismos, a nivel de comunidades y ecosistemas, así como de las
interrelaciones entre los sistemas vivos y los inertes (como por
ejemplo el estudio de los ciclos biogeoquímicos o los intercambios biosfera-atmósfera).
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